Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash, Michael W. Young han recibido el Nobel de Medicina 2017 por «el descubrimiento de los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano». Ritmo circadiano es la oscilación de las variables biológicas de un ser vivo para adaptarse a la sucesión del día y la noche, el llamado reloj interno. Desde hace mucho tiempo se conoce que la fisiología de los seres vivos se adapta al ciclo diario marcado por la rotación del planeta. Todo el mundo que ha viajado a través de diferentes husos horarios ha sufrido, en mayor o menor medida, las consecuencias del «jet lag». No ha sido sin embargo, hasta los resultados de los trabajos de los premiados, que se ha podido explicar cómo las plantas, los animales y los propios humanos, nos adaptamos al movimiento diario de la Tierra.
Durante los años 1970, Seymour Benzer y Ronald Konopka demostraron que las mutaciones de un gen desconocido, que llamaron periodo (period en inglés) alteraban el ritmo circadiano de las moscas. En 1984, Hall y Rosbash, aislaron el gen periodo y descubrieron que la proteína PER, codificada por el gen periodo acumulaba durante la noche y se degradaba durante el día. Los niveles de PER oscilaban en un ciclo de 24 horas, de acuerdo con el ritmo circadiano. El paso siguiente era comprender el mecanismo por el que se producían las oscilaciones. Hall y Rosbash comprobaron que, en un ciclo de 24 horas, la proteína PER, era sintetizada en el cito-plasma de la célula durante el día y se acumulaba en el núcleo durante la noche, bloqueando la actividad del gen periodo. Pero, como era transportada la proteína POR hasta el núcleo?
En 1994, Young descubrió un segundo gen, que llamó atemporal (Timeless, en inglés), que codificaba otra proteína, TIM. Cuando las dos proteínas TIM y POR unían, eran capaces de entrar en el núcleo para bloquear la actividad del gen periodo. Young todavía descubrió un tercer gen, llamado doble tiempo (doubletime, en inglés), que codificaba una nueva proteína, DBT, que retrasaba la acumulación de la PER, para ajustar la frecuencia de las oscilaciones a las 24 horas del día.
Desde los primeros descubrimientos del reloj biológico interno hasta las últimas investigaciones de los tres premiados, el estudio de los ritmos circadianos ayudan a regular los patrones de sueño, la influencia de la alimentación, la liberación de hormonas, la presión sanguínea y la temperatura corporal.
Noticia en la página del Nobel:
https://www.nobelprize.org/nobel_prizes/medicine/laureates/2017/press.html